Necesidades del sector eléctrico peruano
No hay analista internacional que no haya resaltado el acelerado y buen desempeño de las economías latinoamericanas. Países que hasta hace dos décadas eran tildados como fallidos, son destacados ahora por su estabilidad, su buen manejo económico y su sostenido crecimiento.
Uno de estos países es Perú, el cual, en menos de veinte años, ha pasado de ser una nación afectada por una profunda crisis económica y social, a uno de los países con las más altas tasas de crecimiento en el mundo.
El acelerado crecimiento peruano ha traído consigo diversas consecuencias importantes para el sector eléctrico del país; siendo muchas de ellas factores clave a considerar para mantener el desarrollo nacional. Una de las consecuencias derivadas del crecimiento es la cada vez mayor demanda de electricidad, la cual se ha duplicado en los últimos quince años y que en varias ocasiones ha sido cubierta de manera ajustada. Este mayor requerimiento de energía no es exclusivo de los consumidores industriales, sino que parte también de una clase media que viene engrosándose y aumentando su consumo energético.
Las maneras en las que se ha venido enfrentando esta mayor demanda han sido básicamente con la expansión de la capacidad de generación y el cambio hacia un esquema de planificación de transmisión.
La potencia instalada del sistema eléctrico peruano ha crecido en poco menos del 50 % en un período de diez años. Es importante recalcar que este no ha sido solamente un crecimiento cuantitativo, sino que se ha logrado una importante mejora en la matriz energética: la termoelectricidad que hace 10 años provenía de combustibles fósiles contaminantes es ahora provista casi exclusivamente por gas natural.
Del mismo modo, se han introducido mecanismos que permiten la planificación de la transmisión eléctrica a largo plazo, logrando cubrir una brecha en infraestructura de transmisión que restringía las posibilidades de atender importantes cargas industriales. Esta planificación se ha realizado de manera tal que la distorsión en los fundamentos del mercado han sido razonables y han permitido la existencia de competencia para obtener el acceso a la actividad de transmisión eléctrica.
En el contexto actual, si bien las reformas señaladas han permitido cubrir la creciente demanda, el sistema actual ha empezado a enfrentar problemas que requieren soluciones con diferente enfoque y alcance.
En primer lugar, el acelerado crecimiento de las plantas termoeléctricas en base a gas natural ha quitado terreno importante a la hidroelectricidad y otras fuentes renovables. El gas en Perú tiene un precio regulado bajo, el cual ha permitido atraer numerosas inversiones en generación termoeléctrica. La desventaja de esta situación es que el importante potencial de generación, por ejemplo, hidráulico con el que cuenta el país (alrededor de 58.93 GW de potencia) se ha visto relegado y poco desarrollado. El efecto negativo de este desbalance en inversión, es la vulnerabilidad del sistema dada la dependencia cada vez mayor al gas natural, cuyo suministro depende de un solo productor y de infraestructura de transporte vulnerable.
Otro de los problemas que enfrenta el sistema eléctrico peruano es la falta de inversión en los sistemas de media tensión que alimentan las ciudades; lo cual ha ocasionado, en la actualidad, limitaciones en las posibilidades de expansión de la industria local y cada vez menores estándares en la calidad del servicio. El enfoque de las reformas iniciales ha sido mejorar el clima de inversión en las redes troncales de alta y muy alta tensión de manera tal que la interconexión del país sea robusta. Esta reforma no se abordó inicialmente para con las redes de media y baja tensión y, cuando finalmente se emprendió para éstas, el desarrollo ha sido lento y en algunos casos inexistentes dadas las limitaciones de las empresas regionales de distribución eléctrica, titulares de la infraestructura de subtransmisión.
Los problemas listados requieren ser abordados con soluciones innovadoras en el contexto peruano. Es en dicho punto en que la experiencia internacional, española y gallega por ejemplo, podría servir para orientar acerca de las medidas que resultaría idóneas (así como aquellas que no serían de ayuda) para, por ejemplo:
- atraer mayores inversiones en generación de modo que se equilibre la matriz energética y se aprovechen los recursos disponibles en el país;
- adoptar esquemas que complementen la expansión y reemplazo de redes de subtransmisión, de modo que se cumpla con los requerimientos de los consumidores;
- innovar en la coordinación de las redes y del consumo eléctrico.
Al respecto, Perú podría aprovechar las lecciones aprendidas por experiencias exitosas (y no tan exitosas) en la promoción de recursos energéticos renovables en el marco de una economía de mercado. Así, se pueden incorporar al actual régimen de incentivos a centrales renovables, lecciones importantes aprendidas en el ámbito internacional respecto a, por ejemplo, las seguridades y garantías razonables que se les puede brindar a inversionistas, el equilibrio que debe existir entre los precios de mercado y los precios que incorporen subsidios, las medidas para enfrentar la intermitencia de las renovables; etc.Por otro lado, una transferencia técnica que resultaría relevante para Perú es aquella que verse sobre la expansión sostenible de redes; sobre la previsión y correcta apreciación del crecimiento vegetativo asociado a la demanda residencial; sobre esquemas de generación distribuida eficientes, adecuados y atractivos para un sistema interconectado como el peruano; y, muy importante, sobre la adecuada gestión de empresas energéticas.Por último, se puede notar que las soluciones anteriores están orientadas principalmente a mejorar la calidad y oportunidad de la inversión. Estas podrían ser enriquecidas además con lecciones sobre eficiencia energética y las maneras de incentivar un consumo que saque el máximo provecho a los recursos energéticos disponibles. En este punto, la innovación en los esquemas de suministro y ahorro energético resultaría muy importante para asegurar, además, menores costos para los consumidores.
Revisando las ideas sueltas expresadas anteriormente y a modo de conclusión, se puede deducir que una de las grandes necesidades de Perú, la cual podría ser cubierta por países extranjeros, es un mayor nivel de inversión en la industria eléctrica. En ese punto, el país se encuentra en el camino correcto fortaleciendo un marco de inversiones estable y con los incentivos suficientes. No obstante, esta necesidad se ve complementada por otra menos evidente, pero no por ello menos importante, que es el incorporar lecciones aprendidas por diversas industrias eléctricas foráneas con la finalidad de plantear soluciones a los problemas que subsisten y que podrían convertirse en obstáculos para el crecimiento en un futuro cercano.
Artículo publicado en el número 13 de la revista gallega de energía Dínamo Técnica (enero de 2014).
Autor: Abel M. Venero Carrasco. Abogado, LLM en Derecho y Política Energética. Miembro de Santivañez Abogados – Lima, Perú.