El papel del sector energético en la reindustrialización de Galicia
En las últimas elecciones autonómicas todos los partidos incluían en sus programas electorales la reindustrialización de Galicia, uno de los puntos imprescindibles para la revitalización del desarrollo económico de nuestra Comunidad Autónoma. Es obvio que una recuperación económica pasa por alcanzar que un 20% del PIB sea de origen industrial, aunque el concepto tradicional de recuperación debe ser matizado.
Frente a la apuesta de potenciar grandes centros de producción vinculados a los sectores tradicionales de industria pesada, una opción que parece demasiado arriesgada, con costes inasumibles y un largo historial de fracasos a lo largo de las últimas décadas, existe la opción de una apuesta por una industria más ligera, de costes asequibles y en la que el conocimiento suponga un alto valor añadido. Ahí se encuentra la energía.
La Real Academia Española define industria como el “conjunto de operaciones materiales ejecutadas para la obtención, transformación o transporte de uno o varios productos naturales”, un concepto que asociaríamos con las grandes factorías del sector naval, energético, automovilístico o textil que ya hay en Galicia, pero debemos dar un paso adelante, e incluir en este concepto un componente de ingeniería que tradicionalmente se asociaba al sector servicios y que a día de hoy puede dar excelentes resultados a la economía gallega.
En la implantación de cualquier instalación energética existen componentes de ingeniería, mano de obra y materiales, así hay una parte claramente industrial (como es la instalación) y otra de ingeniería que podríamos vincular al sector servicios. A diferencia de las instalaciones tradicionales de finales del siglo XX, la aplicación de las TICs, la monitorización y la automatización exigen una adaptación de las soluciones clásicas a los de cada situación particular; en estas instalaciones se incrementa el componente servicios en detrimento del componente industrial, aunque a efectos económicos la actividad seguirá vinculada a este sector industrial que la economía autonómica tanto necesita; incluiríamos en este grupo la implantación de soluciones energéticas singulares (eficiencia energética, renovables, ahorro energético…) donde el componente material cada vez pierde más importancia respecto al conocimiento.
Ya fuera de la industria tradicional, aunque manteniéndonos en el sector energético, debemos incluir el creciente mercado de la I+D+i, la ingeniería tradicional (diseño) y en general los servicios de montaje y mantenimiento en los que Galicia puede ser líder; estos subsectores no se incluyen en el concepto tradicional de industria, pero sí debemos citarlos como una oportunidad que nuestra economía podría utilizar para su recuperación económica. El ejemplo más claro es la energía eólica; hemos sido líderes mundiales en la implantación de aerogeneradores, pero una legislación cambiante hacen que cada vez es más necesario desarrollar el componente ingenieril relacionado con los mismos; en España va a ser necesario optimizar la vida útil de los aerogeneradores en funcionamiento o la repotenciación para seguir cobrando las primas, otros países optan por limitar a 100 kW la potencia para aprovecharse de condiciones favorables; los dos escenarios citados pueden ser aprovechados para exportar conocimiento de origen gallego, aportando nuestro granito de arena a la recuperación económica que tanto anhelamos.
Editorial de la revista gallega de energía Dínamo Técnica Nº19.
Firmada por Doctor Fernando Blanco Silva, ingeniero industrial de la Xunta de Galicia y director de la revista.