El análisis económico y la toma de decisiones: eligiendo entre proyectos energéticos
Cada día, desde que nos despertamos, actuamos como tomadores de decisiones. ¿Qué ropa me pondré hoy? ¿Desayunaré en casa o cerca del trabajo? ¿Debo llevar el coche o sería más conveniente usar el transporte público? Es decir, consideramos que nos conviene más bajo ciertos criterios y restricciones (el tiempo o nuestro presupuesto, entre otros) y elegimos la opción que más nos conviene; en otras palabras, evaluamos alternativas y optamos por la que mejor se adapte a nuestras necesidades. La toma de decisiones es esencial porque nuestros recursos son escasos y siempre hay más de una opción a la que podemos asignar esos recursos.
En esencia, esta es la lógica del análisis económico, y se puede aplicar a una multitud de acciones, iniciativas y proyectos. Por ejemplo, podemos comparar una salida al cine con una noche de picoteo o evaluar un proyecto de energía eólica frente a uno de paneles solares. Cuando decidimos sobre nuestro tiempo y recursos, rendimos cuentas a nosotros mismos, a nuestra pareja o a nuestros tutores. Sin embargo, cuando hablamos de grandes inversiones, las consecuencias afectan a los usuarios finales, a los inversionistas, a los gobiernos o a la sociedad en su conjunto. En ambos casos, podemos decidir de manera “intuitiva”, pero las consecuencias de equivocarnos en la organización de una salida nocturna son infinitamente menores que cuando se trata de infraestructuras que requieren una gran cantidad de recursos y no logran los objetivos esperados.
Definir criterios de análisis objetivos para diferentes alternativas suele ser una tarea desafiante. Sí determinar reglas entre amigos para elegir la mejor opción de salida nocturna no es tarea sencilla, mucho menos lo es para definir criterios en proyectos con presupuestos significativos y múltiples grupos de interés. Entre conocidos, podemos ser flexibles o inflexibles con las reglas de decisión según nuestro ánimo de ese día. Sin embargo, para grandes proyectos, las decisiones no pueden soportarse únicamente en sentimientos o preferencias, sino que deben sustentarse en criterios técnicos y económicos, dejando evidencia comprobable de que la alternativa elegida es la mejor posible.
La comparabilidad es esencial en el análisis económico. Una buena evaluación examina de manera exhaustiva los efectos positivos y negativos de las alternativas en estudio, comparándolas con criterios respaldados por evidencia. Para ilustrar, consideremos la comparación entre dos proyectos energéticos: uno eólico y otro fotovoltaico. En primer lugar, es crucial verificar su viabilidad técnica. Posteriormente, será necesario sustentar los diversos efectos asociados con la obtención de energía para cada tecnología en el lugar dónde se pretende implementar: costos de inversión, la estacionalidad de la producción energética a lo largo del día y del año, costos de operación y mantenimiento durante su vida útil, las externalidades como las molestias para los vecinos y costos de finalización, entre otros. A través de este análisis, se evidenciarán las diferencias entre tecnologías en términos de la cantidad de energía producida y todos los recursos necesarios para lograrla.
Elegir e implementar los mejores proyectos energéticos tiene consecuencias positivas para todos porque permite emplear los recursos de manera más eficiente, dejando disponibles recursos para otras actividades. Desde la perspectiva económica, determinar la mejor alternativa implica la identificación, cuantificación y valoración de los costos y beneficios a lo largo de un tiempo determinado (horizonte de evaluación). Asimismo, es esencial estimar indicadores de rentabilidad como el Valor Actual Neto (VAN), la Tasa Interna de Retorno (TIR), la Tasa de Rentabilidad Inmediata (TRI) o la Relación Beneficio/Costo, según sea el caso. Es importante destacar que, si bien redactar estas palabras puede resultar más sencillo que llevar a cabo la evaluación en sí, estos párrafos sirven como una invitación a enfrentar este desafío.
Autor: Luis Jorge Méndez Borjas. Doctorando en Análisis Económico y Estrategia Empresarial en la Universidade da Coruña y Consultor en Evaluación de Políticas Públicas. Artículo para la edición digital de Dínamo Técnica.